Evidentemente la elección de juzgadores no ha sido un proceso perfecto, el hecho de ser inédito dejó muchas lecturas.
Todas y todos, en diferente grado, admiten que deberá mejorarse para el 2027.
No puede repetirse con el mismo diseño y queda claro que tendría que fijarse una fecha distinta para esta elección. Dentro de tres años no se puede juntar con la elección de gobernadores, alcaldes y diputados en distintos estados. Sería una locura, de imposible realización.
También tendrá que modificarse la elaboración de la boleta, simplificarla, reducir el número de candidaturas por cada uno de los poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) o presentar planillas como se hace en alcaldías.
Por supuesto que a toro pasado es muy fácil decir lo que se debe de corregir o no se debe repetir.
También hay puntos positivos de la mayor relevancia. Era una urgencia la renovación del poder judicial y está en macha la renovación. La pedía el pueblo a gritos y lo saben los juzgadores.
El Instituto Nacional Electoral (INE) cumplió a pesar de las limitaciones a que fue sometido. Sacó adelante la elección, nueva, porque lo judicial ha sido muy distinto a lo que había organizado, la geografía electoral, la ubicación de casillas, el tiempo y topes de gastos para las campañas de aspirantes.
Los poderes Ejecutivo y Legislativo hicieron su parte. El poder Judicial se desentendió y tuvo su costo.
El saldo es favorable y no hay marcha atrás, así que más vale que se apliquen todos y todas para la realización del siguiente proceso, para que haya más participación de la sociedad y se ahuyente el corporativismo.
Arturo Zárate Vite
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