Creen las autoridades que la memoria colectiva, más no la periodística, es débil. Sienten que libraron el escándalo
del evento ocurrido en Brooklyn con el navío Cuauhtémoc, un incidente que se quedó cojo en información en relación a los marinos heridos y las graves consecuencias de un “accidente“ de esta magnitud.
Pero lo que está ocurriendo en estos momentos más que lamentable, es muy preocupante. Se va a pique la credibilidad y confianza de una de las instituciones más sólidas del país. La Secretaria de Marina enfrenta una profunda crisis desde que AMLO decidió darle más poder del que ostentaba. Engañando con que las fronteras estarían más seguras, se dejó la administración y seguridad de puertos y aeropuertos a la dependencia, que deja una muy marcada inconformidad social por el bajo desempeño administrativo, de control e incluso de seguridad en esas zonas federales.
En entredicho está la operación del AIFA, en donde se han documentado movimientos aéreos procedentes de Venezuela e Irán o en el AICM con detección de sustancias ilegales en cargamentos clandestinos. De los puertos ni hablar. Del lado del Pacífico con las extrañas conexiones con Asia y el trasiego de drogas y en el Golfo de México la constante travesía de buques cargados de combustible con destino a Cuba. Ahora el Huachicol desnuda a una estructura corrupta y cómplice del crimen organizado. Movimientos que permiten por lo pronto recordar las mediáticas expresiones de AMLO asegurando que el “presidente está informado de todo” y en el sexenio actual se están frenando todos los ilícitos que el tabasqueño aseguraba no existían.
La información acerca de la aprehensión de 14 personas, entre las que se encuentra un sobrino político del exsecretario de Marina, Rafael Ojeda, representa el reflejo de las condiciones de violencia y corrupción en el país. El propio fiscal, Alejandro Gertz Manero admitió que en 2022 el secretario de Marina le confió sus sospechas sobre el ingreso de buques con supuestos millones de litros de combustible que arribaban a las terminales marítimas.
Son dos las preguntas: ¿por qué la fiscalía no actuó? Y si en verdad el secretario de Marina denunció el hecho, ¿por qué no tomó medidas disciplinarias al interior de la Institución?
Hoy se sabe, por medio de filtraciones, que hay por lo menos 200 involucrados en el fraude fiscal y el contrabando de combustibles. En los documentos oficiales aparece que el sobrino político del exsecretario Ojeda, y su hermano son líderes de la operación fraudulenta desde hace algunos años. Sorpresivamente el capitán Abraham Jeremías Pérez Ramírez, quien recibió de soborno 100 mil pesos por parte de una red de huachicol fiscal, se suicido al interior de su oficina. El era titular de la Unidad de Protección Portuaria de Altamira.
Por un obligado compromiso legal y moral se tuvo que haber informado al presidente sobre estos hechos, ya que ocurren dos cosas: que le vieron la cara a AMLO desde las altas esferas de Marina; o AMLO se burló de la Nación convirtiéndose en cómplice de estos saqueadores.
Recordemos que en noviembre de 2024 el contralmirante Fernando Rubén Guerrero Alcántar conducía su camioneta por el centro de Manzanillo, en Colima. En una de las avenidas, dos sicarios lo interceptaron en una moto y vaciaron sus cargadores, acabando con su vida. Hay hechos y eventos que no quedan claros aunque la presidenta (con a) decida no responder a los cuestionamientos de la prensa “por respeto a las víctimas”.
No se trata de asuntos de voluntades o humor. Es ni mas ni menos, la seguridad nacional la que está en juego. AMLO se dedicó a mentir, García Harfuch a limpiar el tiradero del sexenio y ahora Sheinbaum a no responder.