¿DEBE RENUNCIA PEÑA NIETO?

sinpunto

La semana pasada se inició un debate que me parece por demás ocioso. Y no es que los mexicanos evitemos debatir entre nosotros, es más, debiéramos debatir más para dilucidar de una vez por todas lo que quieren y pretenden las mayorías, que en un régimen democrático son las que deben mandar. Hasta ahora la agenda de este país ha estado focalizada en los asuntos

que importan a las minorías pese a que hace años se han dedicado a colocar todo tipo de valladares al avance del país. Para decirlo de una mejor forma, uno de los proyectos más importantes de cualquier gobierno tiene que ser el que se refiere a los avances y la modernidad de los sistemas educativos, y para desgracia de nuestros hijos, los que se han opuesto a esa modernidad han sido las falanges magisteriales dominadas por las corrientes más radicales de la izquierda mexicana.

Los estados más ricos en diversidad natural son ahora los que se mantienen al borde de la pobreza extrema a causa de esos radicalismos magisteriales, que solamente pelean por mayores prebendas para seguir manteniendo esa dictadura del proletariado que entienden como un forma de colocar trabas a los gobiernos legalmente constituidos, que buscan el desarrollo de los pueblos, como lo señala la concepción primigenia de la democracia. Oaxaca, Chiapas y Guerrero mantenían hasta hace poco la nada respetable posición de estados más pobres del país, y por fortuna para los chiapanecos un gobernador joven los ha estado haciendo crecer en cifras del cinco por ciento en cuanto a las mediciones del Producto Interno Bruto.

No ocurre lo mismo con Oaxaca y Guerrero. Hasta ahora Gabino Cue Monteagudo se ha mostrado como un gobernante timorato que ha cedido y concedido cuanta exigencia le presenta el magisterio aglutinado en la Sección XXII, liderado por uno de los delincuentes más peligrosos y poderosos del país: Rubén Núñez Gines. El plantón que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación ha mantenido durante meses, ha roto con la precaria economía de la capital. Pero también hay que decir que en Guerrero las cosas están peor ya que el sector magisterial ha convertido no tan solo a la sección sindical en un banda de saqueadores, también lo ha hecho con aquellos que presuntamente se preparan para ejercer el apostolado educativo, y cuya especialidad no está dentro de la enseñanza, sino en la delincuencia.  Ayotzinapa es un claro ejemplo de ello, aunque con ello me gane la animadversión de muchos. Guerrero es mi estado natal, y conozco perfectamente lo que allá ocurre.

Quien comete delitos es un delincuente, y hasta ahora los estudiantes y los maestros han cometido diversos delitos. Con todo el descrédito y el hartazgo que han sembrado entre los guerrerenses su presunta lucha resulta abominable para la mayor parte. Solamente son secundados por las falanges de la izquierda radical en otras latitudes, de ahí su presunta valentía al poner un plazo de seis días que se cumplen el último día del mes, para la renuncia del presidente de la República. Primero tendrían que enfrentar a la ley, pagar por los delitos que hayan cometido, y una vez que recuperen su ciudadanía plena, exigir lo que se les plazca. Pero en este país mandan las mayorías, esas que eligieron al señor Enrique Peña Nieto para que detentara la Presidencia de la República por seis años, y estos se cumplen a las doce de la noche del último día de noviembre del 2018. Ni modo, tendrán que aguantarse. Al tiempo. VladimirThis email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.