ENTRE LA JUSTICIA Y EL DOBLEGAMIENTO

sinpunto

Pareciera que existe una dicotomía entre la verdadera finalidad de aquellos que dicen buscar, como lo han señalado reiteradamente, justicia ante la desaparición de 43 normalistas, y sembrar el odio entre los mexicanos. Después de haber comprobado que uno de ellos fue victimado e incinerado en el basurero de Cocula, han variado el discurso hacia una presunta reivindicación que a todas luces se parece, o resulta similar, al discurso que durante muchos años han abanderado los grupos radicales y trasnochados, esos que pugnan por una revolución. Los muertos son el pretexto, porque el único motivo es cambiar el sistema que les ha permitido mantenerse dentro de la legalidad, para hacerse con el poder.

Así de simple se cierra el circulo de la búsqueda del poder por medios ilegítimos, o para decirlo de otra forma, lo que verdaderamente se busca es un golpe contra el Estado a través de una presunta bandera reivindicatoria surgida desde las obscuras aulas que ocupan aquellos que enviaron a los normalistas a extorsionar al ahora preso José Luis Abarca, cuando fungía como presidente municipal de Iguala. Esos son los mismos que ahora utilizan a los dolidos padres para continuar medrando con la tragedia desde las tinieblas del anonimato, y con la tarea de subvertir el orden público sembrando el odio y el encono ente los mexicanos.

Cuando observo que el padre del muchacho identificado como normalista por esos pequeños restos óseos y dentales encontrados en el basurero de Cocula, Ezequiel Mora, comienza a hablar de que en adelante su lucha será por "lograr una patria libre y justa", por lo que solicita a la PGR concertar una cita con el ex presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa, así como con los policías implicados y con los autores materiales del crimen de su hijo, me parece que ya cayó en las redes de esos que insisto, fueron también asesinos de su hijo y de los demás porque los enviaron a realizar el mismo papel que hicieron el año anterior: extorsionar.

Que me disculpen aquellos que seguramente criticaran mi posicionamiento, pero conozco muy bien a los hombres y mujeres de la Costa Chica que todos los días se parten el alma contra su pobreza para entregar a sus hijos al menos un mendrugo de pan o unas tiesas tortillas, además de un plato de frijoles que llevarse a la boca. Esos hombres no hablan de doctrina ni de libertades porque no conocen el significado. Ellos no hablan de meter a la cárcel a Ángel Aguirre ni a Enrique Peña Nieto por ser los culpables directos de la muertes de sus hijos, a menos que los orienten en ese sentido. Tampoco habían mencionado que el Ejército Mexicano participó en la muerte de sus hijos. Para decirlo de otra manera, aquellos que enviaron a sus hijos a enfrentar su negro destino asignándoles la obligación de conseguir fondos para mantener la lucha de clases, son los que ahora manipulan la ignorancia de los padres para que declaren la guerra al Gobierno mexicano. Resulta brutal comprobar hasta donde llega la miseria humana. Esos no quieren justicia porque los muertos y desaparecidos no son sus hijos. Esos pretenden doblegar al país entero a sus miserables dictados. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.