IMSS inhumano

sinpunto

Hace tiempo que los servicios de seguridad social que brinda el Estado Mexicano entraron en una escalada a la baja en cuanto a la eficiencia y la atención médica.

Quizá lo único que les otorgaba vigencia eran las pensiones por cesantía, incapacidad o vejez, pero pareciera que también en este rubro el Instituto Mexicano del Seguro Social ha entrado en una escalada a la baja que debe preocupar no tan solo a los mexicanos, sino a los responsables de la conducción gubernamental. El propio símbolo de la madre con el hijo en brazos recibiendo el cobijo de un águila con las alas extendidas, se quedó en el olvido porque ya no representa eso que en alguna ocasión alcanzó. Es más, los servicios que garantizaban el bienestar de las familias mexicanas ha pasado a convertirse en un suplicio cuando antes se significaba como el apoyo más cercano del Estado para las familias mexicanas.

Todo eso quedó atrás, y resulta lamentable. Hay muchas Cosas que se han dicho del Instituto Mexicano del Seguro Social, hasta ahora una de las instituciones pilares de la seguridad social del país. Claro está que muchas de ellas las hemos considerado excesivas porque relatan historias de terror ocurridas en la prestación de los servicios de salud, lo que ha provocado que la Comisión Nacional de Arbitraje Médico tenga que intervenir, y en la mayor parte de las ocasiones se haya visto obligada a sancionar.

La irresponsabilidad se convirtió en identidad, pero el grado de deshumanización es tal, que muchos adultos mayores se han quedado no tan solo sin el servicio médico, sino en el más completo de los abandonos porque también a los brillantes directivos se les ocurrió que a varios de ellos hay que suspenderles la pensión que se ganaron con años de trabajo ininterrumpido. Augusto Raúl Vargas Zepeda es un hombre de 79 años de edad, y era un derechohabiente que había venido recibiendo su pensión de forma ininterrumpida con el Número de Seguridad Social 3082360055-3, pero un día se despertó sin ella y acudió a la Subdelegación de Tlalnepantla, donde le señalaron que fue suspendida por existir "incompatibilidad de pensiones", término que a la fecha nadie le ha sabido descifrar.

Así comenzó su periplo por diversas dependencias sin que alguien haya sido capaz ya no de ayudarle, sino de señalarle el camino para recuperar el único patrimonio que le otorga la posibilidad de mantenerse el y su señora. Este desmedido y arbitrario acto de autoridad le ha cambiado la vida, porque ahora tiene que recurrir a la caridad y solidaridad de sus familiares más cercanos para no morir de hambre, y para llevarle un mendrugo de pan a su esposa. Augusto Raúl Vargas Zepeda no tiene medios para subsistir, y lo que hicieron los funcionarios del Instituto Mexicano del Seguro Social constituye un delito que se llama "Abandono de Persona". La denuncia ya ha sido presentada, ahora solo queda esperar que la justicia haga lo suyo. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.