Un mal día para el país

sinpunto

Finalmente se salieron con la suya aunque al país le vaya mal. Paloma Merodio Gómez es miembro de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Estadística y Geografía al ser ratificada por el Senado de la República en medio de severos cuestionamientos que demostraron

que no cumplía con el perfil para el cargo. Fueron muchas las fundaciones y diversas organizaciones sociales que se atrevieron a señalar su falta de merecimientos.

La aplanadora oficial mantuvo sus intereses. La propuesta fue hecha por el Presidente de la República como lo mandata la ley, pero en realidad quienes siempre estuvieron detrás de todo fueron José Antonio Meade Kuribreña, secretario de Hacienda y Crédito Público, y Luis Videgaray Caso, titular de Relaciones Exteriores. Poco les importó el descrédito de la señora Merodio a causa de sus frecuentes deslices en torno a la veracidad de sus blasones curriculares, lo que anticipa que el encargo que desempeñará carecerá de la más elemental confianza. Ni que decir del prestigio del país.

Pero no fueron solamente los miembros del Senado de la República quienes se opusieron a dicho nombramiento, también participaron diversas organizaciones y fundaciones que tienen mucho que ver con la exactitud de los índices de medición en materia de captación, procesamiento y difusión de información acerca del territorio, población, economía, y los referentes a la estadística y geografía de todos los rincones del país para saber qué somos, cuántos y dónde estamos, además de todo lo que hacemos.

Los senadores Armando Ríos Piter y Juan Carlos Romero Hicks fueron quienes mayores cuestionamientos presentaron porque la señora Merodio nunca cumplió los cinco años que se requieren de experiencia en cargos de alto nivel ya que no comprobó que efectivamente fue directora general de Evaluación en el Gobierno Federal. Pero tampoco que realizó el programa de la Cartilla Social, y mucho menos cuánto ganaba. Las dudas acerca de su probidad no logró disiparlas porque su ficha curricular estuvo llena de imprecisiones, fallas cronológicas y cargos inexistentes, que ya desaparecieron, o simplemente que son incomprobables porque no existe información de ellos.

Su pasantía en el Banco Mundial nunca fue un cargo de alto nivel, pero lo disfrazó de consultor senior, lo que indica que mintió para que su ficha curricular cumpliera con las exigencias del cargo. Nunca comprobó que haya sido contratada como consultor senior, pero lo más grave fue su afirmación de que daba clases en Harvard, cuando se estableció por la institución que solamente calificaba exámenes.

Lo incomprensible es que el presidente Enrique Peña Nieto haya cedido a la tentación autoritaria de sacar su nombramiento con los votos del PRI, Verde y los que no tienen grupo parlamentario. Seguramente los senadores que lo avalaron no entienden la importancia de una institución como el Inegi, o simplemente dejaron de lado la honorabilidad. Los responsables tendrán tiempo de arrepentirse cuando empiecen los ridículos de su ignorancia. Al tiempo.