¿A qué va AMLO?

No me atrevería a señalarlo si no cuento con evidencias claras. Pero se afana en que los mexicanos tengamos siempre la duda acerca de su colusión con

uno de los carteles de la droga más poderosos del mundo. El Presidente de la República realizará otro viaje más a una de las zonas más peligrosas del país como son las zonas de “las quebradas” que están entre los estados de Durango y Sinaloa. Hasta ahora no conocemos el itinerario, pero siempre estará cercana la duda de a quienes va a saludar esta vez, y con quienes se reunirá.

La primera condición para mejorar la credibilidad de un Presidente de la República es su comportamiento. Hasta ahora al señor Andrés Manuel López Obrador le importa un pito lo que piensen los mexicanos acerca de su inusual conducta de efectuar eventos contrarios al sentido común. Lo cierto es que irá a la zona en la que hasta ahora Ovidio Guzmán controla como en su momento lo hiciera sus padres, Joaquín Guzmán Loera condenado a cadena perpetua en Estados Unidos por su actividad delincuencial de trasladar drogas a territorio norteamericano.

Dicen que va a revisar las carreteras que se han venido construyendo en la zona para mejorar la vialidad y otorgarle un nuevo impulso a Badiraguato, por cierto, la tierra de Joaquín Guzmán Loera, el afamado Chapo, y que ahora es controlada por su hijo Ovidio Guzmán, aquel que fuera detenido por la Marina Armada de México y el ejército Mexicano en la incursión que se realizó en Culiacán, y que fue liberado por instrucciones del Presidente de la República, lo que causó un tremendo azoro en la mayor parte de los mexicanos.

Por lo pronto, y en otra más de sus inexplicables conductas, el Presidente de la República visitará este día el llamado “Triángulo Dorado” que hasta ahora es la zona de mayor producción de narcóticos que llegan a Estados Unidos y que se procesan en el territorio comprendido entre los estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango. Presuntamente, Andrés Manuel López Obrador supervisará la construcción de la Carretera Tamazula-Canelas y Badiraguato-Guadalupe Calvo. Al menos así lo informó la Presidencia de la República.

Desconozco si lo acompañarán los altos mandos del Ejército Mexicano y la Marina Armada de México, lo cual también es un despropósito, ya que al depender jerárquicamente del Presidente de la República lo primero que debieran analizar es el papel de cómplices en que los coloca el Jefe de las Fuerzas Armadas del País. No sé si el Almirante José Rafael Ojeda y el General Luis Crescencia Sandoval González entiendan que están siendo utilizados como parapeto en las posibles complicidades que existen entre el Presidente de la República y el Cartel de Sinaloa, que presuntamente le pagó tres de sus campañas políticas.

En lo personal, creo que Andrés Manuel López Obrador no puede por ningún motivo exponer el encargo de Jefe de las Fuerzas Armadas del país para que sus adversarios políticos hagan saber a los mexicanos que lo que se ha dicho en el sentido de que mantiene colusiones con el narcotráfico y ligas estrechas con el Cartel de Jalisco Nueva Generación. Exponer la investidura presidencial de esa manera no es lo correcto, porque dará mucho de que hablar en las siguientes semanas. Pero allá él y su mala, malísima cabeza. Al tiempo.

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Lic. En Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por el Instituto Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.