Nos engañó y caímos en el garlito. Y no es otra cosa que una red de pesca en forma de embudo que tiene en la parte más estrecha
una malla dispuesta en tal forma que, una vez aue entra el pez, ya no puede salir. Por desgracia le creímos, y ahora estamos pagando las consecuencias de nuestra falta de visión para escoger entre las diversas oportunidades que tuvimos, el mejor proyecto. La mayor parte de los mexicanos votaron con el odio por delante, ese mismo odio que regó en todos los rincones de este aún maravilloso país, y por desgracia faltan dos años más de destrucción antes de que tengamos la oportunidad de enderezar el camino.
Aquel que tanto critico a los gobiernos encabezados por blanquiazules y tricolores, ha sido el peor de todos, el que ha colocado el odio por delante antes que sembrar la concordia entre los mexicanos, porque siempre ha sido especialista en dividir, y sembrar la discordia. Desconozco el origen de tanto odio por los mexicanos, porque ahora abomina a esos mismos que lo llevaron al poder. Y lo señalo con todas sus letras, su proyecto nunca fue terminar con la pobreza, porque ahora utiliza esa pobreza como el pretexto más acabado para seguir aleccionando a esos que creyeron en sus prédicas y que cayeron en el engaño.
Nunca un gobernante nos dividió tanto. Nunca un gobernante enfrentó a unos con los otros. Nunca un gobernante nos sumió en la mayor pobreza de la historia, porque esa ha sido la parte medular de su estrategia de gobierno. Nunca se manejaron discrecionalmente los caudales públicos. Nunca nos dividieron tanto como lo ha hecho el actual mandatario. Nunca carecimos de lo más elemental para vivir decorosamente. Nunca los pobres fueron tan pobres. Nunca el talento fue menospreciado. Nunca nos acostumbramos al engaño de todos los días.
El sembrador de la esperanza enseñó su verdadero rostro, ese rostro en el que el cinismo es la principal mueca, y la maldad su mayor empeño. La mentira se convirtió en doctrina en su mal llamada Cuarta Transformación, y por desgracia los incautos le siguen creyendo y piensan que con las pírricas ayudas disfrazadas de pensiones tendrán para satisfacer sus más grandes carencias. Nunca alcanzará el presupuesto público para darle lo necesario a los mexicanos que viven en la pobreza, pero siguen fieles a esa falacia que no es más que el engaño porque la mayor parte de lo que afirma son mentiras disfrazadas en el manto de una “transformación” que nadie sabe dónde se esconde.
La estrategia del ““divide y vencerás” sigue vigente. El cinismo se ha convertido en la principal estrategia de gobierno, y por desgracia la mayor parte de los mexicanos todavía siguen enganchados en la esperanza que tanto pregonara por todas las latitudes de este país, y que por desgracia hasta ahora no se ha materializado. Los mexicanos nos acostumbramos a la promesa fácil, y por desgracia ahora hemos entendido que lo que fácil se promete, por lo regular se convierte en lo más difícil. Sembrar discordia es muy fácil, y el presidente lo hace todos los días porque es un especialista de ello.
Si; lugar a dudas la doctrina del odio y la discordia ha tenido magníficos resultados. El problema es que ahora nos enfrentamos los unos a los otros a causa de un conflicto mal entendido en el que nos ha involucrado el habitante de Palacio. Nunca alguien se atrevió a sembrar tanto odio y discordia entre los mexicanos, pero si algo tenemos que reconocer en Lopez Obrador es que siempre ha sido un especialista en la confrontación y el porrismo, aquel del que se convirtió en especialista cuando extorsionaba a los alumnos de la UNAM. Nunca una desgracia tan grande se generó en nuestro sistema político, y todavía tendremos casi dos años de infierno. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.