Perfida argucia de Jazmin Esquivel

Sin lugar a duda, la justicia en este país sigue siendo una entelequia, es decir, cosa, persona, o situación perfecta e

ideal que solo existe en la imaginación. Ni que decir de lo que ha venido ocurriendo después de que todos los habitantes, de todos los rincones del país, descubrimos que había una ministra en la Suprema Corte de Justicia de la Nación que nunca mereció la titulación profesional, simplemente porque le dio flojera hacer su tesis, y ante la flojera de pensar, escribir, investigar y consultar, prefirió presuntamente robarse una tesis de otra persona que había presentado para su examen profesional.

Ha sido uno de los mayores escándalos durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, si, ese mismo que tardó cerca de diecinueve años en terminar su carrera en la Universidad Nacional Autónoma de México, (UNAM) y que ahora está dirigiendo los destinos de más de ciento veinte millones de mexicanos que intégranos este aún maravilloso país. Para decirlo más claro, el ahora mandatario ha vivido en un entelequia, que no es otra cosa que un modo de existencia de un ser que tiene en sí mismo el principio de su acción y su fin. Lo mismo pareciera que ocurrirá con Jazmin Esquivel, quien ha ganado un amparo en el que una jueza determinó, pese a las pruebas en contra, quer ella es la autora de la tesis con la que se tituló.

Por mucho que siga diciendo que ella fue, solamente ella y su intelecto, la que realizo la tesis con la que adquirió la Licenciatura Derecho, que los medios de comunicación y la propia Universidad Nacional Autónoma de México, siempre estará marcada de por vida. Por mucho que siga siendo ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ahí estará de por vida la duda que la marcará donde quiera que se encuentre. La estulticia se ha presentado en quien decidió apoyarla porque sabe que la necesita en las votaciones de la Corte, y ese no es otro más que el presidente de la República, quien ahora va sobre la Corte para alzarse como el único dirigente de este país.

Si el presidente de la República alcanza a mantener el control de las Cámaras de Diputados y Senadores, además de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los mexicanos estaríamos ante la posibilidad de la existencia de un gobierno totalitario y tiránico, como han sido siempre las aspiraciones de Andrés Manuel López Obrador. México no puede, por ningún motivo, ser el país de un solo hombre, pero de no intentar hacerlo los mexicanos, podemos caer en las cadenas de una férrea tiranía, que es la mayor aspiración del presidente López.

El único valuarte del país tendrá que seguir siendo la Sociedad Civil Organizada, que ha dado muestras de cohesión cuando de poner un alto a la presunta tiranía a la que aspira Lopez Obrador, y de intentar modificar la Constitución para alargar su mandato, lo que vendrá después no será más que la lucha de un pueblo por sus libertades y la viabilidad de su proyecto de nación que durante tantos años hemos construido.

Este país no puede por ningún motivo dejar que esas cosas pasen. Por fortuna la Sociedad Civil Organizada está ahí, latente y presta para realizar cuanto se tenga que hacer antes de que nos quiten las libertades que hasta ahora hemos venido detentando. Ojalá los mexicanos de todas las latitudes entiendan que lo único que nos quedará serán las estrofas del Himno Nacional Mexicano, esas que dicen: “Mexicanos al grito de Guerra, el Acero aprestad y el Bridón”. Bastará el llamado para que la mayor parte de este país se una en la defensa de su Patria. Así de simple. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.