El cinismo de Andrés Manuel

Sin lugar a dudas ya perdió la vergüenza, la cordura y el razonamiento. Ya no le importa que los mexicanos sepamos

que él es el principal capo de este aún maravilloso país, es que no tan solo gobierna, no tan solo el que entrega grandes capitales al crimen organizado, el que entrega los territorios a los grandes carteles de la droga, y el que entrega la patria a la delincuencia organizada.

Ahora está desesperado por controlar al poder judicial que hasta ahora se ha mantenido fuera de sus apetitos de poder. Y eso lo tiene y lo mantiene con un tremendo odio hacia quienes hasta ahora se han opuesto a sus designios y han colocado un valladar constitucional que hasta ahora no ha podido romper, porque todavía existen hombres y mujeres que pese a sus dicterios han mantenido la calma y la prestancia del encargo que representan.

Los ministros son intocables por el Poder Presidencial, pero el sátrapa de Palacio Nacional siempre ha pretendido la obediencia ciega de todo el esquema gubernativo de este país. Ya controla la mayor parte del Congreso, pero eso no le alcanza para sus ansias de imponer la reelección presidencial para entronizarse como lo han hecho la mayor parte de los regímenes del hemisferio.

Si de algo podemos estar seguros los mexicanos es que seguirá intentándolo, y lo tiene que hacer antes de que concluya su mandato porque sabe que el tiempo estará operando en su contra, de ahí sus agresiones a quienes han manifestado su aspiración de alcanzar la Presidencia de la República, como es el caso de Xochitl Gálvez, quien hasta ahora lleva la delantera en la carrera por alcanzar la nominación por la alianza.

Lo previsible es que el inquilino de Palacio Nacional, ante la carencia de quienes ha enviado a realizar una campaña para posicionarse como posibles sucesores de su mal llamada Cuarta Transformación, intente modificar la Constitución para una posible reelección, hecho que marcaría el inicio de un posible desenlace violento que dividiría a este país y lo condenaría a un inevitable baño de sangre.

Pero eso le importa poco a Andrés Manuel Lope Obrador, porque está dispuesto a conservar el poder al precio que tenga que pagar, porque nunca le han importado los muertos, y ahí está la muestra de su mendicidad cuando en plena pandemia dejó morir a miles de mexicanos simplemente porque nunca quiso comprar los medicamentos para su inoculación, y envió a Marcelo Ebrard a solicitar a diversas naciones los antivirales para inocular a los mexicanos.

El seguirá siendo culpable del mal manejo de la pandemia que ocasionó innumerables muertes por no adquirir los medicamentos necesarios, y tendrá que ser incriminado por ello una vez que haya dejado el encargo que hasta ahora detenta. De ahí su andanada de improperios todos los días contra quienes se han manifestado como posibles contendientes al cargo que hasta hora detenta. Si Xóchitl Gálvez aguanta esa andanada, este país podría tener una oportunidad. Así de simple. Al tiempo.

Vladimir. Galeana @gmail.com

Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.