Entre la justificación y el pretexto

sinpunto

Una vez que pasaron las elecciones en catorce estados del país, comenzaron las estrategias de justificación discursiva, del chantaje para obtener rendimiento por la aceptación de la derrota, y de amenazar con abandonar el Pacto Por México. Sin lugar a dudas la clase política mexicana es una de las más deleznables del mundo, y pese a que en el discurso se envuelven en el lábaro patrio y se martirizan, en la práctica cotidiana muestran su miseria

humana. No pretendo con ello denigrar a todos los políticos, pero sí dejar en claro que lo que debiera ser uno de los oficios más nobles por lo que implica el servicio a los demás, se ha mercantilizado a partir de las ambiciones de quienes se dedican a la política como una forma de acumular riquezas.

Después del resultado de la elección presidencial el panismo y el perredismo entraron en una crisis que les costaron muchos votos. El blanquiazul sigue con su problema interno generado por el control de los más de doscientos millones de pesos asignados a la fracción en el Senado de la República, y lo previsible era, como ocurrió, que este conflicto se reflejara en las votaciones. Los panistas pusieron todas las canicas en una sola bolsa buscando mantener Baja California y estuvieron a punto de perderla, lo que hubiera significado una debacle mayor. Por mucho que Madero señale que hubo avances, la realidad indica lo contrario, pues los replegaron en la mayor parte del país.

Jesús Zambrano Grijalba tampoco las trajo consigo, y de la forma más burda intentó justificar el nulo avance de su partido en las elecciones del domingo al negar que los resultados no resultaron favorables. Poniendo la mejor cara señaló que “son alentadores puesto que ganamos al PRI en Baja California”. Vaya con la desfachatez del señor Zambrano, pues quienes ganaron en Baja California son los panistas, con candidatos panistas y estrategia e intereses panistas, y nada tienen que ver con el perredismo más que el apoyo que les pudieron haber brindado. Zambrano se monta en la ola triunfadora blanquiazul para justificar su ineficiencia al frente de la dirigencia nacional, cuyos integrantes han visto mermada su presencia, aunque no lo quieran aceptar, por la separación que con ellos marcó Andrés Manuel López Obrador.

Tanto panistas como perredistas sufrieron daños que les llevará mucho tiempo resarcir. El otrora “negociador” Roberto Gil Zuarth es ahora quien se encarga de administrar los golpes de los corderistas hacia Gustavo Madero Muñoz. Y eso ocurre porque quien comienza a mandar en ese grupo no es otro que el mismísimo Felipe Calderón Hinojosa. Por lo que corresponde al perredismo, Silvano Aureoles exige a su dirigente nacional salirse del Pacto Por México ante los intentos de los tricolores por regresar al partido hegemónico, lo que demuestra que muy poco les interesa lo que digan los mexicanos pues los pretextos son el mejor camino para recibir prebendas que no les dieron los votos. Al tiempo.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.