Otra vez

SINGLADURA

Sobre la decisión presidencial de nombrar canciller de México a Luis Videgeray Caso se ha dicho bastante, pero parece a todas luces que aún es insuficiente para evaluar y aún medir las consecuencias del nuevo desatino del Jefe del Ejecutivo nacional.

Apenas en marzo último, por ejemplo, en este mismo espacio advertimos la mediocridad  de Videgaray Caso, a quien el presidente parece rendirle pleitesía una y otra vez cada vez que se rinde ante él al nombrarlo con una voz casi reverencial “doctor Videgaray”.

En marzo último, y aún titular de las Finanzas públicas del país, las mismas tan maltrechas que dejó, se confirmó la recesión económica en México, al profundizar la brecha negativa con respecto a su tendencia de largo plazo.

El hecho, escueto como es, puso en claro ya para entonces el severo fracaso de la gestión del “doctor Videgaray” al frente de la Secretaría de Hacienda, más el grave descalabro económico del país.

Ese descalabro fue cosa menor y aún nimia para que el “doctor Videgaray” se mantuviera por decisión presidencial en su cargo. Faltaba mucho, pero muchísimo más para que “el doctor Videgaray” desbordara la paciencia aguijoneada del presidente.  En agosto último, “el doctor Videgaray” volvió a las andadas. La gestión para que el candidato presidencial republicano, Donald Trump, aceptara una “ateta” invitación a visitar México, fue otro fiasco, uno de tal gravedad que mereció ahora sí el destierro presidencial, aunque solo fuera de manera  formal.

Peña reservó un sitio especial al “doctor Videgaray” al mantenerlo tan cerca como pudo, aunque tras bambalinas del entramado nacional.

A la mala reputación de Videgaray como jefe de las finanzas públicas debe sumarse la polémica en torno a su famosa casa de descanso en Malinalco, una operación dudosa para decir lo menos.

Pese a ello, Peña recién lo reincorporó al tren ejecutivo al frente de la cancillería, dizque para que trate con el gobierno del señor Trump. Otro desaguisado anunciado. Ya se verá.

La designación presidencial de Videgaray, quien quiso ser humilde pero pecó de cinismo al decir que desconoce la SRE, debe haber caído como una tromba entre los diplomáticos de carrera del país.

¿Acaso ignora Peña Nieto que hay diplomáticos de carrera? ¿Por  qué no nombrar a uno de ellos para enfrentar la amenaza Trump? Prefirió la sumisión y el escarnio. Qué pena por nuestro presidente.

El hecho positivo de esta designación es que volverá a exhibir a los ojos del país y el mundo la mediocridad del “doctor Videgaray”, el amigo del presidente que tan malos resultados ha ofrecido a México, aun cuando se le ha tratado de encubrir con el manto de ser dueño de una inteligencia preclara, nada evidente en la lógica fría, escueta y contundente de los hechos.

Otro embarque del señor presidente. Malo para él. Pésimo para nosotros y el país, aun cuando ya sabemos que esto último no le importa.

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