Soberbia y humildad

En busca de información confiable sobre el Covid-19, casi inexistente hoy día en México como consecuencia de un gobierno que engaña en forma deliberada o por simple

 ignorancia, topé con una alocución del doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien hace tres años ascendió a la Dirección General de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El discurso del doctor Tedros, ocurrido la víspera, llamó mi atención por algunos puntos que encuentro destacables en el ambiente tan nublado que soportamos en México ante el embate de la epidemia y la ausencia de un liderazgo sólido en el Ejecutivo federal. Otra cosa muy diferente es que el Jefe del Ejecutivo ejerza un poder populachero nutrido de estampitas y amuletos, y consagrado a un pueblo predominantemente pobre y cuya condición se mantendrá por muchos años más como consecuencia de las cada vez más extendidas pero insuficientes limosnas gubernamentales. Pero esto último es otra historia.
Retomo del discurso del titular de la OMS el llamado que hace para darnos cuenta de que este virus “microscópico nos ha dado una lección de humildad a todos”. No a todos, aclaro. México llora sangre por la ausencia de humildad. Antes que admitir con humildad el fenómeno sanitario que tenemos a la vista, la tardanza para actuar ante el mismo y la premura contrarreloj en el avituallamiento sanitario, se insistió desde el púlpito más alto del país en que se trataba de una enfermedad similar a una gripe, y que se podía dar abrazos e ir a las fondas porque no pasaría nada. Peor todavía y con arrogancia sobrada, se alzó la máxima voz política del país para sostener que México sería un modelo internacional por su combate al virus. Eso, antes que humildad, es soberbia, desmentida además por los hechos.
Dijo el doctor Adhanom Ghebreyesus que la aparición del virus nos obligaría a aprender sobre la marcha y añadió que si bien se ha aprendido mucho, “todavía nos queda mucho por descubrir”. En México, el Ejecutivo federal se ha mostrado sobrado ante el Covid-19, así la realidad revele actuaciones al tanteo y del clásico “a ver qué pasa”.
“Cada semana hablamos directamente con los países, los medios de comunicación y el público para mantener a todos informados acerca de los últimos progresos científicos y la evolución de la pandemia”. En México se invitó la víspera a retar a la muerte cuando el presidente del país sostiene una invitación a los mexicanos para que dobleguemos “no sólo la pandemia, sino también vencer nuestros temores”. En pocas palabras, nos llama el presidente a dejar de ser miedosos frente a una pandemia que suma en México casi 16 mil muertes y supera los 100 mil contagios mientras se mantiene una fase intensa de contagios. No tengamos miedo, es la receta presidencial.
De las urgentísimas y útiles pruebas para detectar a personas con síntomas del virus, el doctor Adhanom Ghebreyesus sugirió “encontrar, aislar y realizar pruebas”, que en México se consideran “peligrosamente malas”. ¿Verdad doctor López-Gatell?
Adhanom Ghebreyesus dijo en cambio que las pruebas a las personas con síntomas de la enfermedad serían útiles para rastrear y poner en cuarentena a sus contactos porque “es la intervención más importante para detener la transmisión. Muchos países han logrado detener la transmisión y controlar el virus precisamente aplicando esta medida”.
Insistió el doctor Adhanom Ghebreyesus en la tarea no siempre fácil de comunicar datos científicos complejos sobre un nuevo virus en tiempo real, pero consideró que esto “forma parte de nuestro deber ante el mundo”. En México, esa tarea se ha hecho bajo cálculos, estimaciones y consideraciones de una naturaleza distinta a la estrictamente científica y/o técnica. O ¿ya olvidamos por ejemplo al científico y vocero de la pandemia cuando sin rubor ni rigor alguno sostuvo que el presidente de este país no constituía una fuerza de contagio, sino más bien una fuerza moral? No, pues sí, así sí, diría mi compadre, el hombre más sencillo del campo y sin malicia cual ninguna. Así nos está yendo.

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@RobertoCienfue1